La incomunicación que genera miedos y malentendidos

En la
película que "vimos en clase", aparece la dificultad, en primer
lugar, de comunicarse, de entenderse y de relacionarse por culpa de la lengua y
de las palabras. Los personajes están perdidos ante idiomas que no
conocen (adultos
americanos y europeos entre marroquíes, dos niños americanos entre mexicanos),
pero también ante sus idiomas maternos para transmitir sus pensamientos y
sentimientos. Por ejemplo, el personaje del padre (interpretado por Brad Pitt), cuando
llama a casa para hablar con sus hijos se da cuenta que las pocas palabras que
puede decir le delatarán, y calla y escucha mientras se derrumba. El caso más
extremo sería el de la chica sordomuda, protagonista de la historia ambientada
en Japón, que sufre el aislamiento y la incomunicación, no sólo porque se ve
obligada a usar un código comunicativo que no todos conocen, sino porque aunque
lo conocieran, no le permitiría expresar  lo que siente. Al no poder
comunicar, en muchas ocasiones lo que realmente quiere, busca el contacto con
los demás.




La
incomunicación, además, crece por las barreras culturales y sociales:
los turistas occidentales que miran temerosos ya que no pueden descifrar toda
la información que no conocen y que perciben como hostiles (pueblo marroquí);
los propios marroquíes, que miran reacciones que tampoco comprenden. El padre,
que no da crédito ante la negativa del chico marroquí a aceptar su dinero por
la ayuda recibida; los niños americanos sólo pueden pasar del asombro al susto
ante una cultura, la mexicana, que les resulta ajena y llamativa y extraña,
pese a que les separan unos pocos kilómetros de frontera (cuando le arrancan la
cabeza al gallo o disparan al aire). 




Pero
esta incomunicación cultural no siempre es interferencia o desacuerdo, sino que
estalla en numerosas ocasiones en violencia y, sobre todo, en imposición por la
fuerza del discurso del dominante al que está oprimido, al que está al otro
lado de la frontera. Por más que el anciano bereber intente decirle al policía
que no tiene nada que ver con el rifle, él sólo recibe agresiones por parte del
policía, es como si aquel hombre no tuviese derecho a comunicarse; lo mismo
sucede con la mujer mexicana, quien, aunque intenta hacer razonar al policía y
hacer valer sus derechos, sólo recibe el castigo y, finalmente, la
deportación...















Y,
finalmente, como ejemplo de la incomunicación y el malentendido, surgen de
fondo las pantallas de televisión que interpretan rápidamente el accidente casual
y fortuito que sufre la turista americana como un ataque terrorista contra
americanos, sin dejar que se expliquen los hechos desde el lugar en el que han
acontecido. Este relato mediático de odio y amenazas que llevan las inevitables
diferencias culturales hacia la hostilidad y el enfrentamiento.




¿Os
parece importante la comunicación?, ¿Hasta qué punto?

ANDREA ALONSO SEDANO